

José Juan Conejo Pichardo.
18 mar 2025
Geopolítica
La llegada de Mark Carney como primer ministro de Canadá marca un punto de inflexión no solo para la política interna canadiense, sino también para las relaciones geopolíticas en Norteamérica. En un contexto global marcado por tensiones comerciales, agendas ambientalistas y la creciente polarización entre globalismo y nacionalismo, la relación entre Canadá y México bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) adquiere una relevancia estratégica innegable. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha expresado su disposición al diálogo con Carney, subrayando la importancia de mantener el T-MEC como un pilar de la integración económica regional. Pero, ¿qué podemos esperar de esta nueva dinámica bilateral?
Carney: Un Líder Globalista en un Mundo en Transición.
Mark Carney no es un político tradicional. Su trayectoria está profundamente ligada a las élites financieras globales: exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, exfuncionario de Goldman Sachs y figura prominente en el Foro Económico Mundial. Su nombramiento como primer ministro canadiense refleja una apuesta por la continuidad de las agendas globalistas en un momento en que figuras como Donald Trump en Estados Unidos desafían abiertamente el orden establecido.
Carney llega al poder en un momento delicado para Canadá. Las tensiones comerciales con Estados Unidos, impulsadas por las políticas proteccionistas de Trump, han puesto en jaque la estabilidad del T-MEC. Además, la creciente influencia de China en la economía global y la necesidad de avanzar hacia una transición energética sostenible añaden capas de complejidad a su mandato. En este escenario, México emerge como un aliado clave para Canadá, no solo por su papel en el T-MEC, sino también por su posición geopolítica como puente entre América del Norte y América Latina.
Claudia Sheinbaum, por su parte, ha demostrado una habilidad política notable para navegar en aguas turbulentas. Desde su llegada a la presidencia de México, ha mantenido una postura firme en defensa del T-MEC, insistiendo en que el tratado debe beneficiar a los tres países por igual. Su enfoque pragmático y su capacidad para mediar entre intereses divergentes podrían ser clave para fortalecer la relación con Carney.
La presidenta mexicana ha dejado claro que no está dispuesta a ceder ante presiones unilaterales, ya sea de Estados Unidos o de Canadá. Su defensa del T-MEC como un acuerdo trilateral refleja su compromiso con la integración regional y su visión de que México debe ser un actor protagónico en la reconfiguración del orden económico global. En este sentido, Sheinbaum y Carney podrían encontrar un terreno común en su apuesta por la estabilidad comercial y la cooperación en temas como la transición energética y la lucha contra el cambio climático.
El T-MEC en la Encrucijada
El T-MEC, que entró en vigor en 2020, ha sido un instrumento clave para mantener la estabilidad económica en Norteamérica. Sin embargo, su futuro no está exento de desafíos. Las tensiones entre Estados Unidos y Canadá, agravadas por las políticas de Trump, han puesto a prueba la resiliencia del tratado. Carney, con su experiencia en finanzas internacionales, podría ser un interlocutor eficaz para desactivar estas tensiones y garantizar que el T-MEC siga siendo un motor de crecimiento para los tres países.
Por otro lado, México ha sido un defensor consistente del tratado, argumentando que su éxito depende de la cooperación y el respeto mutuo entre las partes. Sheinbaum ha enfatizado que cualquier intento de renegociar el T-MEC de manera unilateral sería contraproducente y perjudicial para todos los involucrados. En este contexto, la relación entre Sheinbaum y Carney podría ser determinante para evitar que el tratado se convierta en una víctima más de las tensiones geopolíticas.
¿Cómo Influirá Carney en la Relación con México?
La llegada de Mark Carney al poder en Canadá representa una oportunidad para revitalizar la relación bilateral con México. Su enfoque globalista y su experiencia en finanzas internacionales podrían facilitar un diálogo más constructivo con Sheinbaum, especialmente en temas como la inversión en energías renovables, la cooperación tecnológica y la integración de cadenas de suministro.
Sin embargo, también existen riesgos. Carney es visto por muchos como un representante de las élites financieras, lo que podría generar escepticismo entre sectores de la población mexicana que desconfían del globalismo. Además, su falta de experiencia política directa podría dificultar la construcción de consensos en un entorno tan complejo como el de Norteamérica.