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“La moneda de Trump: poder, historia y controversia en una sola cara”

José Juan Conejo Pichardo

8 oct 2025

Análisis Político

En un movimiento que ha sacudido tanto a economistas como a historiadores, Estados Unidos podría acuñar por primera vez una moneda con la imagen de un presidente vivo: Donald J. Trump. La propuesta, que busca conmemorar el 250.º aniversario de la independencia estadounidense en 2026, ha encendido un debate que va mucho más allá del metal y el diseño: toca el corazón simbólico del poder, la historia y la identidad nacional.


El nuevo rostro del dólar conmemorativo


Según los primeros diseños difundidos por la Casa de la Moneda de Estados Unidos, la nueva moneda de un dólar presentaría el perfil de Donald Trump en una de sus caras, acompañado de las fechas “1776–2026” y las palabras “LIBERTY” e “In God We Trust”, los pilares del ideal americano.


El reverso, aún más simbólico, muestra al expresidente levantando el puño frente a una bandera ondeante, con la frase “FIGHT, FIGHT, FIGHT” —una consigna que cobró fuerza tras el intento de atentado que sufrió en julio de 2024, cuando una bala rozó su cabeza durante un mitin. Aquella imagen, inmortalizada por las cámaras, dio la vuelta al mundo y transformó a Trump en un símbolo de resistencia y desafío.


Más allá del metal, esta moneda busca construir un legado político, una narrativa que vincula el espíritu de lucha de Trump con la fundación de la nación. Para sus seguidores, no es solo una pieza conmemorativa: es un reconocimiento a la valentía y al liderazgo de quien, según ellos, devolvió el orgullo y la soberanía a Estados Unidos.


Una jugada cargada de simbolismo político


El proyecto surge justo cuando el presidente Trump impulsa una reforma completa del sistema monetario, que incluye la eliminación del centavo y el rediseño de todas las denominaciones en circulación. En palabras del mandatario: “Durante demasiado tiempo, Estados Unidos ha gastado más de lo que vale su propio dinero. Es hora de eliminar el desperdicio y acuñar solo monedas que representen valor y grandeza.”


La propuesta se ampara en la Ley de Rediseño de Monedas Circulantes de 2020, que autoriza acuñaciones especiales para el aniversario del país. Sin embargo, el plan de incluir su rostro enfrenta un obstáculo legal de grandes proporciones: una ley federal prohíbe la aparición de personas vivas en monedas estadounidenses, precisamente para evitar prácticas asociadas al culto a la personalidad o al poder absoluto.


Pese a ello, asesores del Tesoro y expertos legales cercanos a la Casa Blanca sostienen que el diseño no infringe técnicamente la ley, ya que podría considerarse una moneda conmemorativa especial dentro del programa del semiquincentenario, y no una moneda de circulación corriente. Este vacío legal abre la puerta a una de las maniobras más astutas en la historia simbólica del poder norteamericano: convertir la excepción en norma, y la moneda en un mensaje político.


Los críticos y el debate público


Las reacciones no se hicieron esperar. Analistas y opositores calificaron la idea de “provocación institucional”, alegando que representa un retroceso hacia prácticas monárquicas, donde los líderes acuñaban su imagen como símbolo de dominio. Editoriales del Washington Post y The New York Times advirtieron que el gesto podría “erosionar la neutralidad histórica del sistema monetario estadounidense”.


Sin embargo, para millones de seguidores del expresidente, la idea no solo es legítima, sino justa y necesaria. Argumentan que si figuras como George Washington o Abraham Lincoln tienen su lugar en los billetes, Trump merece el suyo en una moneda, especialmente tras sobrevivir a un atentado y haber impulsado políticas de crecimiento y soberanía nacional. En redes sociales, la etiqueta #TrumpCoin se ha vuelto tendencia mundial. Miles de simpatizantes ven la futura moneda como un símbolo de renacimiento patriótico, mientras los detractores la califican como “una jugada de ego monumental”. Lo cierto es que, a favor o en contra, nadie está indiferente.


Entre la historia y el poder


La última vez que un presidente vivo apareció en una moneda fue en 1926, cuando Calvin Coolidge fue incluido junto a George Washington en una pieza conmemorativa del 150.º aniversario de la independencia. Desde entonces, ningún mandatario en funciones había roto ese protocolo, precisamente para preservar la tradición republicana de que la historia juzgue, y no el poder en turno. Si la “Trump Coin” se aprueba, Estados Unidos no solo estaría honrando a un expresidente: estaría rompiendo casi un siglo de tradición numismática y política.


¿Patriotismo o propaganda?


La moneda con la imagen de Trump se debate en una delgada línea entre patriotismo e idolatría política. Para algunos, representa la grandeza de una nación que celebra a sus líderes mientras aún están vivos; para otros, es un recordatorio peligroso de cómo el poder puede intentar inmortalizarse en metal.


Pero más allá de la controversia, lo innegable es que el proyecto reafirma la influencia de Donald Trump en la historia moderna de Estados Unidos. Su rostro, su lema y su narrativa de lucha podrían quedar grabados, literalmente, en la moneda de un país que ha construido su identidad sobre la libertad, la competencia y el valor individual.

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