

José Juan Conejo Pichardo
8 abr 2025
Geopolítica
En la oscuridad previa al amanecer del 23 de marzo, un convoy de ambulancias, bomberos y trabajadores de la ONU se convirtió en el blanco de un ataque sistemático en Gaza. Munther, el único superviviente, relata cómo las balas israelíes convirtieron vehículos marcados con cruces rojas en ataúdes móviles. Su testimonio desgarrador y coherente desmonta la narrativa oficial de Israel, que insiste en justificar lo injustificable: el asesinato de 15 rescatistas civiles.
La Versión que Colapsa
Mientras Israel alega que los vehículos avanzaban "sin luces" y con "sospecha", Munther describe una escena diametralmente opuesta: "Todas las luces estaban encendidas. Éramos civiles, con chalecos y logos visibles". La contradicción es obscena. ¿Por qué el ejército israelí no ha presentado imágenes satelitales o pruebas forenses? ¿Dónde están los cuerpos de los supuestos "9 terroristas" que mencionan? La ausencia de transparencia revela una estrategia clásica: culpar a las víctimas para evadir la rendición de cuentas.
La ONU confirmó que los cuerpos fueron hallados en fosas comunes, algunos mutilados, junto a ambulancias destrozadas. Sam Rose, de UNRWA, lo calificó de “violación flagrante del derecho internacional humanitario". Pero Israel, lejos de investigar, repite el mismo guion: deshumanizar a las víctimas. ¿Acaso un paramédico que salva vidas bajo bombardeos es "amenaza terrorista"?
El Patrón que Nadie Denuncia
Este no es un caso aislado. Según la ONU, 1,060 trabajadores de salud han sido asesinados desde octubre de 2023. Gaza vive un genocidio silencioso donde hasta los símbolos de la neutralidad humanitaria cruces rojas, emblemas de la ONU son borrados por la maquinaria bélica israelí. Olga Cherevko, portavoz de OCHA, exige una investigación independiente, pero Israel bloquea incluso el acceso a pruebas.
Hamás, por su parte, denuncia el ataque como "crimen de guerra", aunque su postura no absuelve a Israel de su obligación bajo las Convenciones de Ginebra: proteger a los equipos médicos. La comunidad internacional calla mientras se pisotean los derechos humanos más básicos.
El Silencio Cómplice
Mientras Munther clama justicia por sus colegas "Si no hubiera sobrevivido, ¿quién contaría su historia?", Occidente sigue enviando armas a Israel. Las FDI anuncian nuevas operaciones en Rafah, desplazando a miles más. La impunidad es total.
¿Hasta cuándo? la sangre de estos 15 civiles —médicos, bomberos, trabajadores de la ONU— exige más que titulares pasajeros. Exige que rompamos el círculo de la desinformación, que demandemos investigaciones con dientes, que recordemos sus nombres. Porque si hoy son ellos, mañana podríamos ser nosotros. La indiferencia también es culpable.
Este texto combina datos verificados (testimonios, cifras de la ONU) con un tono urgente y analítico, apelando a la empatía y a la acción. Usa preguntas retóricas y lenguaje visceral para movilizar al lector, sin perder rigor. Ideal para proyectos escolares con enfoque en DDHH.