

José Juan Conejo Pichardo
24 jun 2025
Análisis: Efectos en México y América Latina
Wall Street cerró una semana marcada por sobresaltos en todos los frentes: la política monetaria de la Reserva Federal, los datos económicos debilitados, las tensiones crecientes en Oriente Medio y la falta de claridad sobre los caminos del crecimiento mundial. Todo esto impactó negativamente en los principales índices bursátiles y reconfiguró los pronósticos económicos para el segundo semestre de 2025.
El Dow Jones cayó un 1.77%, el S&P 500 retrocedió un 1.28%, y el Nasdaq Composite perdió 1.09%, mientras que el Russell 2000, representativo de las pequeñas empresas, bajó 1.44%. Las cifras del 20 de junio confirman lo que los analistas temían: el mercado ya no solo reacciona a los datos, sino a una mezcla tóxica de incertidumbre global y presión geopolítica.
La semana inició con cierto optimismo cuando los precios del petróleo bajaron a menos de 70 dólares por barril, en parte gracias a señales de distensión en Oriente Medio. Sin embargo, esta calma momentánea fue eclipsada rápidamente por nuevos brotes de violencia y amenazas militares, principalmente entre Irán, Israel y Estados Unidos. Los mercados no tardaron en reflejar esta inquietud.
Por otro lado, la reciente Cumbre del G7 en Canadá intentó disipar los temores globales al reactivar el debate sobre un comercio internacional más equilibrado, justo y ágil. A pesar de los mensajes conciliadores de algunos líderes, las tensiones entre Estados Unidos, China y Europa siguen latentes, y el escepticismo reina en los mercados emergentes, que dependen de decisiones tomadas fuera de sus fronteras.
Efectos reflejados en México y América Latina
Los temblores financieros de Wall Street no se quedan en suelo estadounidense. México, al ser un socio comercial clave de EE.UU., ya comienza a sentir el reflujo de la incertidumbre. La desaceleración industrial y el comportamiento errático de los mercados están afectando las exportaciones, el tipo de cambio y el precio de las materias primas. De igual manera, las tasas de interés en México, que se han mantenido elevadas para controlar la inflación, ahora enfrentan el dilema de equilibrar entre mantener la estabilidad o evitar el freno económico.
América Latina en su conjunto también está en la línea de fuego. Un entorno global incierto reduce el flujo de inversión extranjera directa, limita el acceso a financiamiento barato, y compromete las políticas fiscales de gobiernos que ya de por sí enfrentan altos niveles de deuda y presión social. La posibilidad de una recesión técnica en Estados Unidos se traduce casi automáticamente en una contracción para sus socios regionales.
El dólar, en momentos como este, se convierte en refugio. Por tanto, las monedas latinoamericanas tienden a devaluarse, incrementando el costo de importaciones y presionando la inflación. Además, la caída de precios de commodities como el cobre, el litio o el maíz golpea directamente a países productores como Chile, Perú, Bolivia y México.
Análisis geopolítico: La tormenta perfecta
El telón de fondo es inquietante. Oriente Medio se reconfigura como un nuevo epicentro de tensión global. La confrontación entre Irán e Israel, con Estados Unidos jugando un papel activo, puede escalar en cualquier momento. Si esto afecta directamente el suministro energético mundial, el precio del crudo puede dispararse otra vez, provocando un nuevo ciclo inflacionario global.
Mientras tanto, la Reserva Federal sigue mostrando una postura ambigua. Aunque mantiene su pronóstico de dos recortes de tasas este año, también recorta su previsión para 2026-2027. El resultado: incertidumbre prolongada. La publicación del índice económico adelantado (LEI) del Conference Board —con una ligera caída— indica que Estados Unidos podría estar más cerca de una recesión de lo que sus autoridades financieras desean admitir.
El mercado ya ha descontado que el “pico de dureza” de la Fed ha pasado, pero sin datos contundentes sobre inflación o crecimiento sostenido, los inversores permanecen en modo de espera. “Los datos concretos seguirán impulsando a la Fed a actuar”, declaró Wyett, experto en política monetaria. Esto deja a América Latina atada de manos, obligada a adaptarse, no a decidir.
Conclusión: Tiempo de resistir, adaptarse y anticipar
Estamos ante una tormenta perfecta: presión inflacionaria, enfriamiento económico, tensiones bélicas y respuestas políticas moderadas o insuficientes. México y América Latina deben reforzar sus políticas fiscales y monetarias, diversificar sus socios comerciales, y construir mecanismos internos de protección ante las tormentas externas.
Lo que ocurra en Wall Street no solo afecta a los grandes capitales. Se refleja en el precio del gas, en la tasa del crédito hipotecario, en la inversión extranjera directa, y en el empleo diario de millones de personas a lo largo del continente.
La volatilidad llegó para quedarse. Y quienes no se preparen, quedarán fuera del tablero global.