

José Juan Conejo Pichardo
27 jun 2025
Análisis en Derechos Humanos
El Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos (IMM) no es solo un órgano burocrático más: es resultado de una lucha histórica por los derechos humanos y la igualdad de género. Fundado en 2002 y convertido en organismo autónomo en 2018 —pionero en México por su autonomía constitucional— el IMM se consolidó como un referente técnico y territorial en la atención a las mujeres.
Sin embargo, en 2024, el Congreso local decidió crear la Secretaría de la Mujer. Para algunos legisladores, como el diputado Rafael Reyes de Morena, la coexistencia de ambos entes implica duplicidad de funciones y gasto público innecesario. ¿Pero es realmente así de sencillo?
Logros que no pueden ignorarse
El IMM ha implementado programas como los CAE (Centros de Atención Externa) y el PAIMEF (Programa de Apoyo a Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas), con atención especializada para víctimas de violencia. Sus redes comunitarias y su trabajo local no son fácilmente sustituibles por un aparato centralizado.
Además, el Instituto fue reconocido en 2019 por el INAI gracias a su plataforma "PAIMEF Transparente", destacando su compromiso con la rendición de cuentas.
Costos, eficiencia y riesgos
Es cierto que la duplicidad puede representar un gasto adicional y riesgos de ineficiencia. Pero eliminar por completo el IMM implicaría debilitar estructuras consolidadas y romper vínculos comunitarios que tardaron años en construirse.
En mi análisis la Secretaría podría asumir un rol de coordinación y política pública, mientras que el IMM se mantendría como unidad técnica especializada, con presupuesto etiquetado y autonomía operativa. Así se preservaría su capacidad de incidencia y atención territorial, al mismo tiempo que se optimizan recursos.
Retroceso o avance.
Movimiento Ciudadano ha advertido que la eliminación del IMM sería un retroceso en derechos humanos, igualdad de género y transparencia. Las organizaciones feministas coinciden: cerrar el Instituto significa perder un pilar fundamental en la defensa de los derechos de las mujeres morelenses.
Si bien existen denuncias internas y áreas de mejora, esto no justifica su desaparición definitiva. Al contrario, debe ser motivo para fortalecer controles, mejorar la rendición de cuentas y garantizar nombramientos técnicos y no políticos.
Una propuesta para evolucionar, no desaparecer.
Como defensor de los derechos humanos, sostengo que el camino no debe ser eliminar, sino transformar. La propuesta es clara: “integrar el IMM a la Secretaría de la Mujer como unidad técnica autónoma, manteniendo su especialización, personal capacitado y su red territorial, con un presupuesto protegido y mecanismos sólidos de transparencia”.
Esta fusión estratégica permitiría reducir costos administrativos sin sacrificar la atención especializada ni la cercanía con las comunidades. Más que un gasto, el IMM ha sido una inversión social cuyo desmantelamiento sería una regresión que Morelos no se puede permitir.
Desaparecer el IMM no es eficiencia: es retroceder.
Fusionarlo inteligentemente es la verdadera evolución.