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Prepararse para 2030: las habilidades que transformarán el mundo laboral

José Juan Conejo Pichardo

5 nov 2025

Análisis

En el marco de un escenario laboral que se reinventa aceleradamente, el informe Foro Económico Mundial (FEM) titulado Future of Jobs Report 2025 proyecta que hacia el año 2030 surgirán 170 millones de nuevos empleos y desaparecerán alrededor de 92 millones, lo que arrojaría un crecimiento neto de 78 millones de puestos. Este nivel de transformación implica que aproximadamente el 39 % de las competencias que hoy valoramos ya quedarán obsoletas o se modificarán sustancialmente en los próximos cinco años. Ante este panorama, el reto es claro: tanto las personas como las empresas, así como los sistemas de educación y formación, deben actuar con urgencia para adaptarse.


1. Las “habilidades básicas” que avanzan al frente


Una primera categoría identifica aquellas competencias que ya son importantes hoy, pero que su valor se fortalecerá aún más hacia 2030:


  • Pensamiento analítico y crítico: la capacidad de interpretar información compleja, estructurar el análisis, cuestionar supuestos y tomar decisiones informadas. Reportes del FEM la sitúan consistentemente como la más demandada.

  • Alfabetización tecnológica: no basta con usar herramientas; se requerirá comprender cómo funciona la tecnología, cómo los sistemas están vinculados, cómo se integran procesos digitales y qué implicaciones tienen en el trabajo humano.

  • Curiosidad y aprendizaje continuo (learn to learn): en un entorno laboral de cambio constante, la aptitud para aprender nuevas formas de trabajar, adaptarse y evolucionar será diferencial.

  • Resiliencia, flexibilidad y agilidad: la habilidad de manejar la incertidumbre, recuperar el equilibrio frente a desafíos, adaptarse a nuevas rutinas y reajustar estrategias personales y profesionales.


Estas habilidades conforman un “núcleo esencial” para navegar la era que se aproxima, donde lo determinante ya no será simplemente qué se hace, sino cómo se hace frente al contexto de cambio.


2. Las “habilidades emergentes” que marcarán diferencia


En paralelo, surgen competencias cuya demanda está proyectada con mayor rapidez:


  • IA, Big Data y ciberseguridad: la transformación digital exige que los profesionales conozcan, utilicen y colaboren con sistemas de automatización, análisis de datos y protección de redes. Según el FEM, “IA y big data” lideran entre las habilidades de más rápido crecimiento.

  • Conectividad de redes, infraestructuras y su seguridad: el entorno de interconexión global ya no es secundario; se vuelve estratégico.

  • Gestión ambiental, sostenibilidad y economía verde: la transición ecológica redefine industrias enteras y demanda habilidades que involucren prácticas sostenibles, conciencia ecológica y nuevas formas de producción.


Estas competencias emergentes constituyen la “ventana de oportunidad” para quienes quieren destacarse en el mercado laboral que estará surgiendo.


3. Las “habilidades estables” y las que pierden vigencia


El informe también diferencia entre competencias cuya demanda se mantendrá (“habilidades estables”) y aquellas que se volverán menos relevantes (“fuera de foco”).


  • Habilidades estables: aptitudes como liderazgo, influencia social, orientación al servicio, gestión de recursos y operaciones. Importantes hoy, seguirán siéndolo, pero no con incrementos apreciables de demanda.

  • Habilidades en declive: aquellas vinculadas a la destreza manual, procesos rutinarios, precisión repetitiva, tareas físicas o sensoriales simples — actividades que la automatización cada vez más absorbe.


Este nuevo mapa requiere un replanteamiento profundo: no se trata solo de “mantener lo bueno”, sino de anticipar lo que viene y reajustar el capital humano a los escenarios futuros de trabajo.


4. Implicaciones para educación, empresas y trabajadores


El desafío es triple.


Para el sistema educativo:


Se impone incorporar tecnologías como la IA y las plataformas digitales en los procesos de enseñanza-aprendizaje, pero también fortalecer competencias socioemocionales, adaptabilidad y aprendizaje permanente. Es vital que los programas formen personas capaces de reinventarse, no solo técnicos con certificados.


Para las empresas:


Ya no basta contratar según experiencia pasada o títulos; el talento debe considerarse como un ecosistema dinámico de competencias. Invertir en upskilling y reskilling deja de ser una opción defensiva para convertirse en estrategia de liderazgo.


Para el trabajador:


El mensaje es ineludible: la zona de confort desaparece. Si no se desarrollan tanto habilidades técnicas como humanas — pensamiento crítico, creatividad, resiliencia — la vulnerabilidad será mayor. Saber “orquestar” tecnología con criterio humano será la clave para no quedar bajo su sombra.


5. Conclusión: combinar lo humano y lo tecnológico


No es una opción: el camino hacia 2030 exige la conjunción de habilidades técnicas y habilidades humanas. La era laboral que se aproxima no recompensará la obediencia ni la especialización únicamente técnica sin contexto, sino la capacidad de colaborar con la tecnología, pensar en contexto, aprender de forma continua y adaptarse con rapidez.


En resumen: quienes combinen pensamiento analítico, alfabetización tecnológica, curiosidad permanente, resiliencia, creatividad e inteligencia emocional estarán mejor posicionados para triunfar en el mercado laboral que se configura.


La pregunta no es si cambiar, sino cuándo y cómo hacerlo. Y ese momento es ahora.

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